Esta es una pregunta frecuente, que normalmente provoca mucha distancia en la relación de los humanos con sus perros.
Los humanos se frustran mucho cuando sienten que sus perros no les obedecen. Muchas veces pasan horas en un parque llamando a sus perros para volver a casa y el perro no hace caso, o pretenden que el perro entienda instrucciones con las cuales no está relacionado, y simplemente hace otra cosa.
¿Te ha pasado? ¡No es nada del otro mundo! Sucede más a menudo de lo que pensamos, porque somos especies distintas, y todo proceso de entendimiento requiere de tiempo, estudio, investigación, práctica y paciencia.
Sin embargo, mientras estudias, investigas y eres paciente, te compartimos algunas reflexiones que podrían explicar por qué tu perro no te obedece:
- Porque no somos CLAROS. Con los perros no existen las dobles interpretaciones. Si un día le decimos “sube al sillón conmigo”, y al día siguiente le gritamos “¡baja ya del sillón”, NO estamos siendo claros. La claridad es fundamental, es decir, transmítele exactamente lo que quieres, sin medias lecturas, de manera directa y fácil.
- Porque no somos CONSISTENTES. La claridad es una cosa, la consistencia es otra muy distinta, y significa que apliquemos las mismas reglas y pautas de relación social todos los días de su vida.
- Porque no somos COHERENTES. Esto significa que todos los miembros del grupo social (familia) en el que vive el perro deben transmitirle los mismos mensajes con la misma claridad y consistencia, de lo contrario, el perro recibe mensajes encontrados de parte de distintos miembros de su familia y eso le confunde.
- Porque utilizas su nombre para regañarlo o retarlo, grave error. Con esto estás negativizando su nombre, por lo tanto, cada vez que quieras llamarlo, él no responderá a ese llamado y será evasivo y escurridizo.
- Porque no premiamos ni reforzamos adecuadamente aquello que sí consideramos que nuestro perro hace bien. Los perros necesitan refuerzo positivo para darse cuenta cuáles son las conductas bienvenidas y las no bienvenidas en casa. Si dejamos pasar estos valiosos momentos, tu perro no se motivará y no tendrá por qué obedecer.
- Porque inconscientemente reforzamos conductas no deseadas. Muchas veces las personas, sin darse cuenta, premian conductas que en realidad no quieren. Por ejemplo, cuando el perro ladra todo el día por la ventana e intentamos hacerle callar por la vía de hacerle cariño y decirle “ya, shhh, tranquilo”. Las conductas no deseadas deben ser ignoradas, corregidas y/o redirigidas. Para eso debes asesorarte con profesionales de la conducta canina.
- Porque le permitimos relacionarse con perros que promueven modelos de conducta inadecuados. Por ejemplo, los “amigos” del canil le enseñaron que es muy entretenido perseguir humanos para morderles los pies, lo que constituye una conducta que, por supuesto, en casa no es bienvenida, porque es peligrosa y desgastante.
- Porque le permitimos vincularse con humanos que promueven modelos de conducta inadecuados. No nos gusta que el perro nos salte encima, pero siempre tenemos un amigo, pariente o conocido que cuando viene a casa le celebra todo y le invita a saltarle encima, y luego nos enojamos porque el perro lo hace con nosotros (culpa nuestra).
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