El perro es un animal social, por lo tanto, su naturaleza le invita a vivir en grupos, en equipo y en familia. No le es natural vivir solo, alejado del grupo y desconectado de las lógicas familiares.
Así, cuando viene un perro a casa, debemos saber de antemano que es un animal que no podemos relegar a la terraza o al patio 24/7 y que debemos hacerle parte de la familia.
Un perro que vive con sus humanos y que es parte de las dinámicas familiares cotidianas muy probablemente tendrá mejor comportamiento que aquel perro que vive todo el día en el patio, alejado del contacto con sus humanos y al margen del grupo.
Sin embargo, incluir al perro es solo el primer paso. Lo que sigue es generar vínculo, una relación de confianza y apego equilibrado que nos permita trabajar obediencia, responsividad y auto control, sobre la base del adiestramiento en positivo, para contar con un peludo a toda prueba, obediente, responsivo y muy sociable.
Muchos de los problemas de conducta que manifiestan tutores y tutoras (“mi perro no me obedece”, “mi perro no viene cuando lo llamo”, “mi perro hace lo que quiere”) están originados por falta de vínculo, es decir, cuando el perro no nos ve como un referente y no genera ningún apego hacia nosotros, y más bien se concentra en cualquier otro tipo de estímulos, menos en sus humanos.
¡Tranquilos! Esto es muy común, y tenemos algunos consejos que te pueden ayudar a comenzar a construir un buen vínculo con tu perro, ¡toma nota!
¡No olvides seguirnos en Instagram @jib_educandogs y compartir nuestros contenidos si consideras que a más personas les puede ser de utilidad!
“El bienestar del perro está por sobre los objetivos de cualquier programa de adiestramiento”.