“Todo perro es potencialmente peligroso en tanto su educación sea potencialmente inadecuada. Esto aplica para cualquier perro, de cualquier tamaño, raza y edad”.
Así lo afirma Juan Andrés Inzunza, Director de Educandogs, quien sostuvo que la educación de tutores y tutoras y la eficiente socialización de los perros en la edad adecuada son garantías de una buena y sana convivencia en el grupo familiar.
Consejos para evitar episodios de esta naturaleza:
- Asesorarse con profesionales de la conducta canina (Educadores o Etólogos Clínicos) ANTES de hacerse de un perro.
- Nunca hacerse de un perro que tenga menos de 2 meses de edad (los cachorros DEBEN permanecer con sus hermanos y su madre hasta los 60 días de edad, al menos).
- Socializar adecuadamente al cachorro con todos los estímulos que le rodearán (niños, personas adultas, otros animales, autos, motos, ruidos urbanos y todo tipo de situaciones y contextos que serán parte de su vida). La etapa crucial para llevar a cabo este proceso es entre los 2 y los 4 meses de edad.
- Educar a los niños y niñas y enseñarles que a los perros no se les grita, no se les persigue, no se les invade ni se les hostiga innecesariamente.
- Entender (para luego educar y prevenir) que hay conductas naturales de los niños y niñas (gritar, correr y saltar por la casa) que pueden irritar y/o alterar a un perro y, por ende, propiciar una agresión.
- Prever que cualquier interacción entre niños/as y perros sea siempre supervisada por un adulto responsable.
- No utilizar métodos punitivos ni herramientas de castigo en el proceso de educación de un perro. La educación en positivo trae consigo múltiples beneficios y adecuada estabilidad emocional en los caninos, producto de un mayor bienestar. En cambio, los castigos físicos y herramientas aversivas tienen un impacto negativo en el bienestar de los caninos y podrían impulsar conductas no deseadas.
- Asegurarse de tener las condiciones adecuadas para la tenencia responsable (lugar adecuado, resguardo de las inclemencias climáticas, recursos para atención médico-veterinaria y educación del cachorro, asegurar lugares de descanso en casa, proveer adecuada alimentación e hidratación 24/7, y disponer de tiempo para paseos y recreación todos los días de la vida del perro).
- Integrar al perro a la dinámica familiar (evitar la tenencia de perros en balcones de departamentos o en patios, alejados del contacto con el grupo). Los perros son animales sociales que necesitan del contacto diario y permanente con su grupo familiar, por ende, privarle de aquello podría generar trastornos conductuales que podrían afectar la relación.
- Consultar con un profesional de la conducta canina a la menor sospecha o signos de un problema de comportamiento (no esperar a que éstos crezcan y se hagan inmanejables).
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